Para revivir los recuerdos y reencantar el mundo, para no recordar nada y dejar que surjan el calor y la alegría, una palabra: a s s o m b r a ç ã o. Estas presencias fugaces surgen en el giro de una danza-encantamiento. Resuenan en los pies, las bocas, los vientres, los ojos y los oídos.
El cuerpo se convierte en el lugar de sus apariciones, manifestando incluso las más leves vibraciones, para luego abrazar sus metamorfosis. Y con ellas, gestos, voces y sensaciones, constantemente agitados por sus recuerdos enterrados.
Por reserva
El cuerpo se convierte en el lugar de sus apariciones, manifestando incluso las más leves vibraciones, para luego abrazar sus metamorfosis. Y con ellas, gestos, voces y sensaciones, constantemente agitados por sus recuerdos enterrados.
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