En las laderas onduladas, formando un anfiteatro de viñas alrededor de Montpellier, el viñedo Grés de Montpellier es una invitación a viajar, entre el mar y el matorral. En este entorno verde frente al Mediterráneo, la belleza salvaje del Languedoc se mezcla con su patrimonio.
Demarcada como un encaje, la denominación se extiende por 45 municipios, desde Lunel hasta Montagnac, con Montpellier en su centro. Bajo la influencia marítima del Mediterráneo, el clima es un factor importante en la identidad de este viñedo adosado a las estribaciones de las Cévennes y protegido de los vientos del norte. En esta tierra donde nació la ciudad de Montpellier en el año 985, la vid crece desde la época romana. Tiene un patrimonio único, anclado en la historia del vino.