Es invierno y los flamencos rosas siguen ahí, más coloridos que nunca. Qué suerte, fuera de temporada está usted solo en el mundo: el inmenso mar, los estanques, los viñedos y la catedral románica de Villeneuve-les-Maguelone, perdida en medio del cuadro.
Los niños estarán encantados de hacer castillos de arena, usted también podrá recoger conchas o simplemente disfrutar del aire marino y el sol de invierno.
Y si le da pereza pasear, ¿por qué no montar a caballo? Los guías e instructores conocen la zona como la palma de su mano y, si eres bueno, te contarán sabrosas anécdotas.
El buen plan: aprovechar las hermosas puestas de sol invernales