Cathédrale villeneuve les Maguelone vue du ciel automne littoral patrimoineCathédrale villeneuve les Maguelone vue du ciel automne littoral patrimoine
©Cathédrale villeneuve les Maguelone vue du ciel automne littoral patrimoine|Christophe RUIZ Ville de Montpellier
Villeneuve-les-Maguelone, la playa de un modo distinto

Villeneuve-les-Maguelone, la playa de un modo distinto

Durante el fin de semana, dirígete a la playa, pero cuidado… ¡No a cualquiera! Las playas ultraurbanizadas no son para nosotros. Nos flipan los flamencos rosas, los grandes espacios protegidos, el mar hasta el horizonte…

Rumbo hacia la playa

Por tanto, rumbo hacia Villeneuve-lès-Maguelone, a unos 10 km al sudoeste de Montpellier. Cargamos el pícnic, las toallas, los bañadores… ¡y «let’s go»! ¡Oh! ¡Se me olvidaba! ¡¡¡Los niños!!! ¡Vamos, vamos! ¡Deprisa! ¡Todo el mundo al coche!

Una playa para LOS AMANTES DE LA NATURALEZA

Debido a que es un espacio virgen y protegido, la experiencia en Villeneuve-lès-Maguelone comienza a pie en el aparcamiento de Pilou, donde todos los visitantes deberán dejar sus vehículos. Con la mochila a la espalda y un niño en cada mano, la aventura, por fin, puede comenzar…

Al salir del aparcamiento, es imposible equivocarse: ¡todo a la izquierda! A unos pocos metros, encontramos el pontón que tenemos que cruzar para llegar a lo que se denomina románticamente «la península de Maguelone». La sensación de estar en un lugar lejano nos invade. Los pájaros vuelan alrededor de nosotros, un paisaje impregnado de emoción, una luminosidad intensificada por la arena bajo nuestros pies, la naturaleza hasta el horizonte, la piedra de color ocre de la puerta de Maguelone que debemos franquear como una invitación al viaje… Ya no sé dónde estoy… Mis pensamientos vagan y me llevan lejos, muy lejos. Por su parte, los niños no saben dónde mirar: flamencos rosas, gaviotas, garcetas, avocetas… ¡mis pequeños ecologistas en ciernes están en el cielo!

¡TREN TURÍSTICO A LA VISTA! (EN TEMPORADA ALTA)

Avanzamos por el sendero con estanques rodeados de juncos a la derecha, espacios naturales a la izquierda… y, de pronto, ¡una sorpresa! ¡Una estación! O, para ser más precisos, un banco de piedra bajo un cobertizo dominado por una señal de «parada tren turístico». Nos detenemos un momento cuando, de pronto, mi hijo de 7 años empieza a gritar a pleno pulmón: ¡El tren turístico está ahí! ¡Está llegando!

Sin pensarlo dos veces, nos instalamos a bordo del tren turístico, el cual se vuelve a poner en marcha. ¡Chu, chu! No debemos ir muy rápido, pero sí es lo suficiente para que se nos revuelva el pelo al viento y esto, por supuesto, hace reír a los niños. Yo también creo que es muy gracioso, aunque reconozco que la mamá gallina que soy alterna su admiración por el paisaje (¡ah…! Los reflejos del sol brillando en el mar… ¡Qué bonito es!) con tener los ojos fijos en los niños.

CUANDO, EN LA LEJANÍA, APARECE LA CATEDRAL DE LAS ARENAS...

El tren se detiene. Salimos a visitar el edificio enorme que se divisa en lo alto de la colina: la imponente y majestuosa catedral de Maguelone.

Tras ascender por el camino, recoger algunas flores y admirar las vides que se pierden en el horizonte, entramos con los niños, un poco impresionados, en el edificio. Un silencio imponente. Luces atenuadas. Unas bóvedas con una altura sorprendente. Aquí, no hace falta decir a los niños que se callen, ya que ellos también están impactados por la espiritualidad del lugar. Nos sentamos en los bancos para ver mejor, sentir mejor. Después, nos acercamos a una sepultura, luego a otra…

De pronto, la excitación, que se había apagado dejando paso a la sensación de ser infinitamente pequeños frente a la magia del lugar, vuelve. Los niños acaban de descubrir que hay unas escaleras y que podemos subirlas. Aunque sea una adulta, comparto la excitación de los niños frente al misterio que emana de este lugar. Una puerta. La empujamos y llegamos a una especie de espacio desde el que contemplamos desde arriba la nave y el coro de la catedral…

Información para los apasionados de la historia
Esta iglesia-fortaleza, antigua diócesis de estilo románico, acogió a papas y obispos durante la Edad Media.

UNA EXPERIENCIA SOCIAL Y HUMANA

Una vez terminada la visita, hacemos una parada rápida en el restaurante-tienda adyacente a la catedral. Todo el conjunto, así como el huerto y la propiedad vitícola, está gestionada por Les Compagnons de Maguelone, los cuales tienen como objetivo acoger, acompañar e insertar a personas en situación de discapacidad en la vida social y la profesional.

Es la ocasión ideal para tomar algo en familia antes de volver a descender y proseguir con nuestra ruta en dirección hacia esa famosa playa de arena blanca que tanto buscamos. ¡Por fin, los niños podrán jugar con los pies en la arena, recoger conchas y meter los pies en el agua!

 

Acceso en coche
  • acceso desde Villeneuve: aparcamiento de Pilou y, después, 15 min a pie (1,2 km) o tren turístico en veran
  • acceso desde Palavas: aparcamiento de Prévost y, después, 25 min a pie (2,1 km)
  • aparcamiento de la catedral (únicamente fuera de temporada)
Acceso en bicicleta

En verano, coger un Vélomagg: Vélo Station de Impasse des Sycomores, cerca de la parada Pilou de la línea 32.

Prenez le temps à Montpellier...
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