El encanto de Montpellier reside en sus numerosas plazas y pequeños lugares en el corazón de la ciudad.
Gracias a su situación y con la vista excepcional que ofrece, la plaza del Peyrou es un lugar emblemático de Montpellier. En 1685, Luis XIV elije Montpellier para recibir una estatua ecuestre a su efigie. Edificar una plaza real, expresión la más terminada del discurso de gloria monárquica, significa crear un marco digno de la estatua del soberano.
La plaza de la Comédie, plaza central y emblemática de Montpellier, es de visita obligada. Ideal para una foto de recuerdo frente a la estatua de las tres gracias o para tomar algo en una de las numerosas terrazas soleadas.
La plaza Jean-Jaurès es el lugar de encuentro para comer al mediodía o para salir por la noche con los jóvenes. Un poco más allá, no se pierda la plaza de la Canourgue, un remanso de verdor con vistas a la Facultad de Medicina.
La plaza Saint Roch, la plaza Sainte-Anne y la plaza Saint-Côme albergan monumentos históricos y son ideales para una escapada gastronómica.
Por último, en los alrededores de la Prefectura, no dude en tomarse un momento de relax junto a la fuente de la Place du Marché aux fleurs o en la cercana Place des Martyrs de la Résistance, con vistas al Arco del Triunfo.