El coche ya no es el dueño de la costa. Para llegar hasta ella (la costa), escoge una bicicleta. Apenas 11 kilómetros: eso es todo lo que te separa de la arena caliente y del chapoteo de las olas desde tu terraza en el centro de la ciudad. Si escuchas con atención, podrás escuchar incluso el canto de los cangrejos. ¡Vamos! Súbete a tu bólido de 2 ruedas y pon rumbo hacia la playa.
Para las olas de Palavas, sigue el Lez: te guiará. Para Carnon, desvíate por el estanque Jacques Coeur y sigue las vías de la línea 3 de tranvía. ¿No tienes bicicleta? No es excusa: solo tienes que alquilar una. ¡A por ello!