La naturaleza en la ciudad
Ya seas pescador o un aficionado al footing cerca de la orilla, al borde del Lezse respira tranquilidad. El río Lez, el cual cruza Montpellier, también sirve de base para el club de piragüismo montpellerino.
Pero la ciudad cuenta con varios pulmones. El parque Montcalm es el primero. Este antiguo cuartel militar te permite pasar una tarde en familia o con amigos. Montcalm, situado en pleno centro de la ciudad, cuenta con pistas de tenis, campos de fútbol e incluso una cancha de baloncesto.
Luego, tenemos el parque Méric en el barrio de Aiguelongue, un refugio de paz y de poesía. Allí instalaba su caballete el famoso pintor Frédéric Bazille. En la orilla del Lez, encontrarás el mayor parque para perros de toda la ciudad.
Pero, generalmente, los más deportistas se reúnen para hacer footing en el bosque de Montmaur. Muy cerca, en el zoo de Lunaret, las leonas, los guepardos y las jirafas son una excusa perfecta para pasar una tarde lúdica y relajante en familia.
LA LEYENDA DEL RÍO LEZ
El río Lez también es un lugar cautivador y rebosante de leyendas. Como la del peñasco de Substantion, el cual se encuentra muy cerca de la reserva natural de Lunaret, un auténtico refugio de paz para todos los caminantes.
Según dicen los ancianos, la tarde del día de San Juan (el 24 de junio), este famoso peñasco se abre y aparece un tesoro entre la primera y la doceava campanada del reloj. Según los locales, algunas personas codiciosas habrían caído en la trampa dentro del peñasco y no habrían tenido tiempo para salir. Así que… ¡ten cuidado!